Texto completo de la meditación
Ahora, sin perder este clima de oración, vamos a sentarnos en el lugar que el Padre nos ha preparado. Nos sentamos en los banquitos de oración [o en las sillitas] que hay en la casa de Dios preparados para nosotros. Porque el Padre nos hizo venir a la casita de nuestro corazón, para hablar con nosotros.
Ya hecha esta pequeña transición de lugar, los chicos se sientan en los banquitos de oración o sillas (espacio 2).
Vamos a volver a cerrar los ojitos un poquito más. Y vamos a escuchar qué nos dicen. Volvamos a la casa de nuestro corazón. Dios quiere que hablemos con Él. Eso es rezar.
Padre, tú creaste todo como una gran liturgia; bendijiste a los peces y a los pájaros y les dijiste que crezcan y se multipliquen, que llenen las aguas y los cielos.
Y el sexto día creaste a todos los animales que vemos en la tierra: los caballos, las vacas, las ovejas, los elefantes, las jirafas y los leones. Y todos los animales que existen, pequeños y grandes. Ya estaba el templo construido y lleno de seres vivientes. Pero aún faltaba lo más importante: alguien que cuide el templo y que te adore.
Entonces, dijiste: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, y que tengan el poder sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, y sobre toda la tierra”.
Y creaste al hombre a tu imagen: varón y mujer los creaste y les dijiste: “Multiplíquense y llenen la tierra y sean señores de todo lo que yo he creado”.
Así fue como creaste al hombre para que te alabara en su liturgia y sea el señor y jefe de todo lo que habías creado.
Ahora nosotros te podemos adorar y podemos darte gloria. Gracias, Padre, por habernos creado con tanto amor.
¿Cuido lo que Dios ha creado? Cuando estoy sentado en el pasto, ¿lo arranco sin necesidad, jugando o porque estoy aburrido? Cuando me subo a un árbol, ¿rompo alguna rama sin necesidad? ¿Pego a los animales sin necesidad?
¿Canto fuerte en la Santa Misa?
¿Rezo todos los días, para agradecer a Dios todo lo que me da?
Palabra de Dios a aprender de memoria [la repetimos varias veces]:
Padre, ahora, vamos a aprender de memoria una palabra tuya que te gusta mucho que te digamos:
“Te doy gracias, Señor, por tu amor” [Repetimos varias veces]
(Salmo 137)
Ahora Ustedes solitos.
[También lo podemos cantar]