Historia Sagrada

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“Pero la Tierra se ha precipitado en caos y vacío, y hubo tiniebla sobre la faz del abismo acuoso, y el Espíritu de Elohim se cernía sobre la faz de las aguas”.  (Génesis 1:2)

La Santísima Trinidad decidió comenzar la creación.

Dios, por medio del Hijo, el Verbo, dijo: “Hágase”. Entonces el cielo y la tierra fueron creados. 

Todo estaba perfectamente ordenado. 

Dios  creó el mundo como un templo para que los ángeles, los hombres y toda la creación que iba a hacer, le rindieran honor y adoración cantando.

Pero lo que Dios hizo primeramente fue crear a un ángel muy poderoso, muy bello, muy inteligente.

Este ángel estaba lleno de luz y de hecho era elegido para  llevarla luz de Dios a toda la creación porque él estaba más cerca del Trono de Dios.

 Este ángel era un serafín y su nombre era Lucifer que significa “el que lleva la luz”. Tenía seis alas y brillaba como el fuego. Era muy especial y por eso Dios lo creó primero. Cuando terminó de crearlo le enseñó a adorarle cantando y le dijo que le iba a enseñar varias cosas y que le iba revelar un secreto; le contó que él era su Padre y que lo había creado por amor. Finalmente le dijo que el secreto que le iba a contar era una prueba. Si pasaba la prueba iba a poder ver su rostro. Lucifer todavía no veía el rostro de Dios. Sólo escuchaba su voz. Si pasaba la prueba podría ver su rostro. Si no la pasaba, nunca vería el rostro de Dios y además iba a ser expulsado de los cielos.

Entonces Dios le reveló  su plan secreto. 

Dios le contó que quería ir a  vivir al mundo-Templo con los hombres y que para eso la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se iba a hacer hombre. Y también le reveló que los hombres iban a pecar y que el Verbo encarnado tendría que morir para rescatarlos. 

Lucifer, al escuchar esto, no comprendió por qué Dios quería hacer algo así. Le pareció un pésimo plan porque él se miraba sólo a sí mismo y se maravillaba de su luz y su belleza. No podía aceptar que Dios se hiciera inferior a él que era un ángel, no podía aceptar que Dios se hiciera hombre. Y además de esto, no podía aceptar que él debería servir a este ser inferior. Entonces decidió alejarse de Dios y en su corazón empezó a nacer un pensamiento malvado.

Entonces Lucifer decidió que iba a destruir las estructuras que ya Dios había puesto para su templo en el mundo y dijo: ¡Non serviam! (Que significa no serviré) y siguió diciendo:

“Dios quiere crear un mundo bello y perfecto para que el hombre lo gobierne. Un ser inferior a mí será quien gobierne toda esta maravillosa obra. ¡No lo permitiré! Ya sé lo que haré. Llenaré todo este espacio ordenado con aguas y tinieblas, de ese modo todo será caos y vacío!”. 

Lucifer tomó la forma de un dragón malvado porque se alejó de Dios y  comenzó entonces a lanzar de su boca como un río de agua que inundó toda la tierra y también la llenó de una espesa tiniebla oscura.   

Pero lo que Lucifer no esperaba, era que el Espíritu de Elohim volara vigilante sobre estas aguas y las tinieblas que él, en su enojo y rebelión, estaba produciendo. 

Lucifer quería llenar absolutamente todo de agua y tinieblas. Imagínense que un día ustedes se despiertan en la noche y encuentran toda su casa inundada y no hay ninguna luz, ¿cómo se sentirían? Asustados y desesperados, seguro. Esta era la situación en que se encontraba el mundo-templo. Pero como les dije, el Espíritu de Elohim no le permitió a Lucifer seguir con su malvado plan, sino que le hizo retroceder y Lucifer no tuvo más remedio que rendirse ante la luz.

Ahora que todo el abismo estaba envuelto con estas aguas y tinieblas tenebrosas, el Padre por medio de su Hijo se disponía a ordenar todo con una liturgia cósmica que duraría 7 días.