En el principio Dios creó un ángel poderoso, inteligente y hermoso llamado Lucifer. Lucifer significa “el que lleva la luz”. Era el primero y más importante de todos los ángeles. Dios lo creó para que fuera su servidor y con su poder protegiera toda la creación, con su inteligencia ayudara a ordenarla y a cantar su bondad y con su belleza, lleno de luz, ayudara a llevar la luz de Dios al mundo.
Pero él se rebeló contra Dios diciendo: “non serviam” que significa no serviré. Y por eso cayó del cielo, perdió su luz y se volvió oscuridad convirtiéndose en un dragón malvado.
A partir de entonces está esparciendo oscuridad en el mundo y no llevando luz. Y peor aún, trata de apagar la luz de Dios en la creación.
Ahora bien, así como Lucifer tenía la misión de llevar la luz también en la misa hay unas personas que cumplen esa función. Porque así como los ángeles sirven a Dios en el cielo, en la liturgia eterna que se celebra allí, en la liturgia de la tierra, en especial en la Misa, hay personas que sirven o ayudan en las ceremonias.
¿Vieron alguna vez en la Misa un servidor que lleva una luz? Después de varias respuestas.
¡Sí! Se llaman los Ceroferarios, nombre que significa “los que llevan las velas”. Y en las velas hay luz.
Ahora, adivinen: ¿con qué otro nombre tiene algo de parecido el nombre ceroferario?
Sí! con el nombre de Lucifer. Y es porque Lucifer significa “el que lleva la luz”. Estas personas que llevan las velas en la misa están haciendo un trabajo que en el cielo hacen los mismos ángeles. Por eso algunos los llaman “los ángeles del altar” pero son más conocidos como monaguillos. También hay otras funciones de servicio en las ceremonias pero ahora nos estamos concentrando en los que llevan la luz.
Ahora les voy a contar algo que tiene que ver con la luz y con las velas. Es algo que les pasó a cada uno de ustedes pero que tal vez no recuerden. Cada uno de ustedes recibió la luz de Cristo en una vela. ¿Cuándo?, ¿dónde? A ver quién adivina. (Preguntarle a cada uno)
Respuesta: ¡En el bautismo! Sí, sus padrinos de bautismo llevaron una vela y se la dieron al sacerdote y él encendió esta vela con el fuego del cirio pascual que representa la luz de Cristo.
Este rito significa que la luz de Cristo los salvó de las tinieblas de Lucifer y del pecado. Y Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, comenzó a vivir a partir de entonces en la casa de su corazón.
Pero Lucifer sigue esparciendo su oscuridad por el mundo y tratando de apagar la luz de Cristo que arde en ustedes. La forma en que nosotros podemos mantener siempre encendida nuestra luz y vencer a las tinieblas es uniéndonos a la liturgia de la tierra que nos conecta con la liturgia del cielo y recurriendo siempre a los sacramentos, uno de los cuales es la Eucaristía. De los demás ya hablaremos más adelante.
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